Para que esa aproximación sea significativa, es decir, tenga un sentido para los niños, debe partir de algo con lo que tengan un fuerte vínculo emocional que les despierte el deseo de saber más: SU NOMBRE.
Todos quieren tener su nombre escrito, les gusta verlo, es SU nombre y eso les emociona.
Así que les preparé unos tarjetones con su nombre escrito en mayúsculas, por una cara, y su foto, en el reverso.
El material se encuentra en el rincón de la BIBLIOTECA para que los peques jueguen con él como prefieran.
Es un material que da mucho juego pues con él se pueden realizar muchas actividades.
De momento, en la asamblea hacemos lo siguiente:
Les voy enseñando las tarjetas de una en una ,y a la vez que leo, vocalizando muy despacio y exagerando la pronunciación, voy señalando con el dedo.
De este modo acaban asociando cada grafía con un sonido ( no les digo el nombre de la letra.)
Y siempre, siempre, de manera lúdica:
Para recordar el sonido de las letras les suelo contar anécdotas o situaciones que les sirvan para asociar la grafía al sonido y...¡a los peques les encanta! ¡Gracias a esto ya hay algunos nombres que enseguida reconocen, je, je!
El jueves, después de mostrar y repartirles todos sus nombres, les propuse que repasaran las letras.
La primera de ellas está en color rojo para que les resulte más fácil saber por dónde deben comenzar.
Y esto es solo una muestra, poco a poco iremos ampliando el nº de propuestas.
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