En clase teníamos un gran árbol en la pared que iba cambiando con las estaciones. Con el tiempo se ha ido deteriorando, por lo que decidimos hacer uno nuevo y, de paso, nos serviría para recordar las partes de los árboles.
En primer lugar hicimos el tronco y las ramas, estampando con esponjas en un gran trozo de papel continuo blanco. Después lo arrugué y lo pegué a la pared.
Cuando los niños lo vieron comentaron que le faltaban las hojas.
Las pintaron con cera verde clara y verde oscura; las recortaron y las pegaron en las ramas.
Como el árbol es muy grande había que subirse a una escalera para poder llegar a las ramas más altas.
¡Les encantó subirse a lo más alto! Alguno prefirió quedarse en los primeros peldaños y otro declinó la invitación a subirse en la escalera. Pero el resto lo hizo fenomenal, con mucho cuidado y atención. Por supuesto yo estaba a su lado, para evitar cualquier accidente y darles seguridad.
Os dejo algunos momentos del proceso:
¡Qué valientes! El esfuerzo ha valido la pena. Os quedó un precioso árbol primaveral. Un abrazo.
ResponderEliminarAy, ay, ay!, qué saltimbanqui Cristina, ten claro (bueno creo que ya lo tienes), que Cristina esta dispuesta siempre a hacer lo que sea, y subirse a las alturas le encanta, qué foto más graciosa le has hecho, gracias Rosario por sacarme una sonrisa. El árbol está genial. Un abrazo!
ResponderEliminarEl árbol ha quedado precioso, cosa que no me extraña después de ver el dominio que tienen con las tijeras y las hojas están perfectas pintadas, sin huecos en blanco. Por cierto me da a mí que mucho miedo no les ha dado la escalera, si están la mar de risueños, jejeje. Un besete guapa
ResponderEliminarLa verdad es que subieron con soltura y seguridad ¡una manera de trabajar la motricidad gruesa!
EliminarUn beso.
Psicomotricidad fina y psicomotricidad gruesa unidas para la confección de tu mural de primavera... ¡me encanta!. ¡Qué bien colorean ya y recortan que da gusto!
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