Creíamos que la MISIÓN 3 estaba superada pero mirad la sorpresa que nos esperaba en clase.
Parecía un bote de refresco...
Aunque Manuel Jan se dio cuenta de que tenía escritas las instrucciones en su superficie.
Más amigos se dieron cuenta de eso y me explicaron lo que significaban los números (era el orden que había que seguir).
Y también había un saquito de habichuelas...¿mágicas?
Salimos a nuestro patio ¡cómo nos gusta utiliarlo! Y allí vimos lo que contenía el bote:
Parecía una piedrecita con un corazón, y algo parecido a la tierra pero no manchaba y brillaba un poco.
Entre todos fuimos llenando el bote de nuevo, pues así se indicaba, y después colocamos el "corazón", tapándolo con un centímetro de "tierra".
¡Solo hay que regarlo los lunes, miércoles y viernes!
La hemos bautizado como la planta del amor y estamos convencidos de que cuando crezca tendremos muchas más ganas de abrazar y querer a los que nos rodean, je, je.
¡Pero no nos hemos olvidado de la otra sorpresa!
Hemos sembrado las habichuelas en algodón pero antes cada peque ha escrito su nombre en el vaso.
Hay que regar con mucho cuidado para no ahogar a la semilla.
¡Muy bien, Isaac!
Ahora todas las mañanas se responsabilizan de cuidar su semilla.
¿Qué brotará?
¿Quién no ha sembrado nunca unas habichuelas o unas lentejas? Si no lo has hecho no has teñido infancia. :)
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