La pena ha sido que Claudia no ha visto con qué gusto se han comido sus compis las magdalenas. Resulta que se ha puesto malita con dolor de tripa, y ha venido su papá a llevarla a casa. Pero nos ha dejado las magdalenas para que nos las comiésemos.
Todos, a petición de Alejandro, le han dado un fuerte aplauso cuando les he mostrado tan suculento manjar. Y como Claudia no estaba delante pare recibir las gracias de sus compañeros, aquí van las fotos del momento de la degustación.
Viendo sus caras está claro que las magdalenas estaban buenísimas. Doy fe de ello, pues yo también me he comido una.¡Qué ricas!
Claudia, eres una repostera estupenda. Mejórate que...¡ mañana nos vamos de excursión!
¡¡GRACIAS, CLAUDIA !!
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