El sobre con las pruebas apareció al día siguiente de haber recibido el tablero. ¡Qué alegría!
Vera fue la afortunada en inaugurar el juego. Y lo hizo con una prueba de atención:
Había que dar golpecitos a la hoja de papel simulando que cada golpecito era el sonido de la gotita de lluvia al caer.
Requisito indispensable era estar muy atentos y en absoluto silencio.
En primer lugar lo hice yo. Les dije que a cada gotita que oyeran debían sacar un dedo de su mano, así contarían mejor.
Para ponérselo más difícil iba cambiando el ritmo de caída de las gotas de agua.
¿Y qué pasaba cuando se oían más de 10 gotas...?
¡Les encantó!
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