martes, 25 de junio de 2019

4ª MISIÓN


En esta ocasión el Hada del Parque nos mandó la misión por Whatsapp -¡qué moderna!- y en el mensaje de voz  nos manifestaba lo contenta que estaba con nuestro trabajo, pero ahora nos pedía que llamásemos a sus amigos, los pájaros, por su nombre (al igual que habíamos hecho antes con el olmo, el plátano...).
¡Qué pena que no la podáis escuchar! ¡Qué hada más graciosa!
Para ayudarnos en esta misión nos mandó unos vídeos en los que  aparecían sus amigos.
Quería que viéramos lo guapos que eran y lo bien que cantaban.
También nos pedía que más adelante saliéramos a buscarlos por el parque: tendríamos que ser capaces de reconocerlos y de encontrar su casa...¡Menuda misión!

¡Mirad los vídeos que nos dejó el Hada!





También nos dejó un poesía que nos encantó. Junto a ella aparecía la foto de un señor...¿Quién sería?
Después de opinar sobre ello, dijeron que sería el que se la inventó. ¡Cuánto saben, je, je!
A los peques les encanta recitarla. Lo hacen por parejas: uno es el pichón (subido a una silla) y otro es el niño o la niña.
¡Qué bien lo hacen!


Y al día siguiente decidimos salir a culminar nuestra misión.
Varios peques tenían localizada la casa de las palomas y la ubicaron en nuestro plano. Así que después de estudiar el camino que debíamos seguir, emprendimos la marcha.
Al principio nos surgieron dudas. ¿Por dónde empezamos...?
Buscamos su rastro: plumas, cacas...
Íbamos con sigilo, no queríamos asustarlos. Vimos mirlos, palomas...
Y finalmente...¡casa encontrada! Allí viven las palomas. ¡El palomar!
Había varias inquilinas, así que les recitamos la poesía que tanto nos gusta, a modo de saludo.
No podía faltar la foto de grupo. ¡Pero qué guapos y guapas están mis peques!
Aproveché para mostrarles una curiosidad de nuestro parque: la antigua biblioteca.
(Qué pena que algunos se dediquen a hacer pintadas en ella).
Y nos fijamos en el lugar destinado a guardar los libros.
De repente, empecé a notar algo especial...Me invadieron unas ganas tremendas de abrazar y dar besos a mis peques...Rodeé la biblioteca y vi la causa de mi estado.
 ¡Allí había un precioso ÁRBOL DEL AMOR!
Sus hojas tienen forma de corazón y recogimos algunos de sus frutos. También nos percatamos de que a sus pies había salido un grupo de setas.
De vuelta a clase nos encontramos con los señores encargados de tener el parque  limpio y bonito. Los saludamos y hablamos un ratito con ellos,  manifestándoles lo que nos gustaba el parque.
 Fernando -así se llamaba uno de ellos- nos explicó con mucha amabilidad lo que hacían y lo importante que era que todos respetásemos este sitio tan hermoso.
Y acabamos con lo que se ha hecho ya una tradición: ¡con una carrera!

 ¡Otra MISIÓN cumplida!



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