El mérito de su éxito reside en las familias: semanas antes de la celebración, van trayendo al cole libros y cuentos que tienen en casa (a veces, incluso traen libros recién comprados) para que, con todos ellos, se pueda organizar el mercadillo. Cuando llega el 23 de abril, todos los niños del colegio sacan dinero de sus huchas para comprar el libro que más les gusta.
Ellos son conscientes de que con ese dinero se va a ayudar a otros niños y, además, fomentamos el placer por la lectura.
Personalmente me parece una iniciativa estupenda, en la que colabora toda la comunidad escolar.
Y centrándome en mi clase, he de reconocer que he disfrutado mucho viendo cómo cada niño se ha responsabilizado de su dinero (algunos lo traían bien guardadito en sus monederos), cómo ha habido quien ha repartido su dinero a los compañeros que no lo habían traído y cómo han mirado y remirado los libros, expresando sus preferencias, buscando su cuento favorito...
¡Qué fabulosa forma de celebrarlo, Rosario! Además de disfrutar de la lectura del libro que han comprado todo es por una buenísima causa. No se puede pedir más. Un abrazo y buen finde.
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