Cada día jugamos con nuestros nombres de diferentes maneras.
En esta ocasión el juego consistía en distribuir a los niños por equipos y colocar sus nombres sobre la mesa.
Ellos debían cerrar los ojos mientras yo desordenaba sus nombres. Al abrirlos debían coger rápidamente su nombre y mostrárselo a los compañeros. Esto lo repetíamos varias veces.
Después yo les enseñaba una vocal y los que la tuvieran en su nombre debían de correr rápidamente hasta mi lado.
¡Lo hicieron fenomenal y se lo pasaron aún mejor!
¿Quién ha dicho que aprender las letras es aburrido?
De forma tan divertida pronto conocerán e identificarán el nombre de todos. Un abrazo.
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