Cuando llegamos a clase ya estaba calmado, pero nos dejó un dibujo de su estado emocional nocturno...
Les pregunté a los peques que de qué color se habría puesto cuando se enfadó. Íker tenía clarísimo que se habría puesto rojo.
Parece ser que no pudo dormir en toda la noche porque Pato recibió visita: sus amigas las grullas de las Tablas de Daimiel.
Estas aves hacen muuuuucho ruido ¡GRU, GRU, GRU! ¡Y así no hay quien pegue ojo!
Para firmar la paz Pato nos trajo al día siguiente un libro en el que aparecían todos sus familiares (el pato azulón y el pato cuchara) y sus amigas las grullas.
La verdad es que son unas aves preciosas.
Por su parte, el Monstruo también nos regaló un libro sobre emociones.
Ambos se han quedado para formar parte de nuestra biblioteca y a los peques les encantan.
El proceso seguido para trabajar esta emoción fue muy similar al seguido con la tristeza:
- Comentamos qué cosas nos enfadaban y qué sentíamos cuando estábamos enfadados...Y las metimos en un bote.
- Dramatizamos situaciones en las que dos personas se enfadaban y buscamos soluciones no violentas a la situación.
- Analizamos diferentes imágenes en las que aparecían personas enfadadas. Nos fijamos en las expresiones faciales, ojos cejas, boca, manos...¡Qué feos nos ponemos cuando estamos enfadados! (Pinchad en la imagen para ver la presentación)
- Coloreamos al Monstruo de rojo.
- Escuchamos el aria de la Reina de la Noche de la ópera "La flauta mágica " de Mozart. Qué enfadada está la señora que canta. Después les puse un vídeo con la actuación ¡y se quedaron impresionados! Me pidieron que la volviera a poner varias veces. Querían que les tradujera lo que decía. Era gracioso verles mover la boca como la genial soprano Luciana Serra.
Está claro que mis peques saben reconocer esta emoción en los demás y en ellos mismos pero...
¿cómo podemos gestionar esta emoción?
Seguro que nuestro Monstruo nos ayuda en esa tarea.
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