Llevábamos un par de días en el cole cuando al pasar a clase nos encontramos una caja de lunares que nos resultaba muy familiar...
Todos se entusiasmaron al verla y la mayoría aseguraba saber quién estaba dentro:
¡EL MONSTRUO DE COLORES!
Venía con una carta y un regalito.
En su carta nos decía que estaba muy preocupado porque veía que algunos niños de 3 añitos llegaban tristes al colegio y eso no le gustaba. Así que nos pedía que le ayudáramos a encontrar una solución.
Mis peques enseguida se pusieron a lanzar propuestas para alegrar a nuestros pequeños amiguitos:
- Tranquilizarlos con un masaje.
- Dejarles nuestro bote de la calma.
- Contarles chistes graciosos.
- Darles algo bonito.
- Bailar.
- Hacer una fiesta.
- Decorar su clase con globos para que la vean bonita.
- Regalarles las burbujitas que nos ha traído el Monstruo...
Pero todo esto no lo podíamos hacer solos. Felipe se dio cuenta de que si queríamos hacer masajes, no éramos suficientes. ¡Habría que contar con nuestros vecinos! ¡Y así lo haríamos!
Después de una fructífera lluvia de ideas llegamos a un acuerdo: hacerles una fiesta con bailes y canciones, decorar el cole con globos y al final de la actuación darles un masaje relajante.
¡Insistieron mucho en ese detalle!
Y después de tanta euforia, y para relajarnos nosotros un poquito, Sara, alumna de prácticas de la Facultad de Educación, me ayudó a repartir el regalo del Monstruo.
(¡Es un buen ejercicio para trabajar la pinza y a los peques les encanta!)
Ese mismo día, antes de salir al recreo, hicimos prácticas de masaje. Mis peques, espontáneamente se colocaron en círculo y a la vez que daban el masaje al amigo de delante, lo recibían. ¡Qué relajados se quedaron!
¡Está claro que no han olvidado cómo se da un buen masaje relajante!
Al día siguiente, nos pusimos en marcha con nuestra idea.
Para actuar hace falta llevar una ropa apropiada y son los propios peques los que se la van a confeccionar.
Eligen el color de su pajarita, la dibujan y recortan. Solo falta decorarla...
El traje lo recortan ellos solos. Entre todos hemos pensado cuántas aberturas habría que hacerle (dos para los brazos y una para la cabeza). Yo se las he marcado y ellos las han recortado...con mucho cuidado de tener bien estirada la bolsa.
Finalmente ponen su nombre.
¡La atención y el interés es máximo!
¡Esto es solo el comienzo del traje, aún queda mucho para ponerlo bonito!
En cuanto a los ensayos...¡van genial! ¡Estamos disfrutando mucho!
Y mis chicos y chicas están encantados con la idea de ayudar a los más chiquitines para que no lloren y se sientan a gusto en el cole.
Ya os iremos mostrando cómo vamos avanzando.
