Ayer, el Hada nos mandó un nuevo mensaje a través de uno de los duendes del parque.
Pinchad en la imagen para saber lo que nos dijo:
Teníamos que encontrar los OLMOS del parque. Les dije que, como ya sabían cómo eran sus frutos, que miraran en el suelo. Si había frutos caídos, el olmo no podía estar lejos. Además conocían cómo era el tronco. ¡Seguro que los encontrarían!
Pero también había que encontrar al árbol de las bolitas...
Nos sentamos para contemplar mejor lo grandes y bonitos que eran, además de disfrutar del verdor del parque. ¡Pero en uno de ellos había un agujero! ¿Sería la casa de algún búho o de alguna lechuza?
Aproveché para hablarles de que se puede saber si viven o no, buscando algún rastro...como sus egagrópilas (¡menuda palabra, je, je!).
De esto hablamos más extensamente en clase y les llamó mucho la atención.
Continuamos la ruta localizando más olmos, pero al llegar a una zona determinada noté que el amor me invadía...¡estábamos al lado del ÁRBOL DEL AMOR!
Tiene una floración preciosa pero ahora ya está lleno de hojas, y estas tienen forma de corazón. Allí vimos a varios pájaros negros, los peques enseguida dijeron que se trataba de MIRLOS. ¡Una pareja!
Fue al regresar cuando localizamos los árboles de las bolitas, a los que se le desprendía la corteza si le hacías cosquillas...¡Era un PLÁTANO! Mara, así nos lo aseguró. ¿Sería ese su nombre?
Los peques se portaron fenomenal, iban muy tranquilos, disfrutando de lo que iban viendo y descubriendo. Las dos cestas llegaron cargadas de frutos del olmo y de trocitos de corteza del plátano, además de plumas y otras cosas.
Continuamos la ruta localizando más olmos, pero al llegar a una zona determinada noté que el amor me invadía...¡estábamos al lado del ÁRBOL DEL AMOR!
Tiene una floración preciosa pero ahora ya está lleno de hojas, y estas tienen forma de corazón. Allí vimos a varios pájaros negros, los peques enseguida dijeron que se trataba de MIRLOS. ¡Una pareja!
Al lado del árbol del amor está la antigua biblioteca, así que nos sentamos en los bancos y les expliqué su antigua función.
Desde allí vimos el PALOMAR y, con mucho sigilo, nos acercamos para ver a sus "inquilinas".
Allí sentados, cumplimos una de las misiones que nos había encomendado el Hada (días pasados) para cuando saliéramos al parque: recitarle la poesía de MARIPOSA DEL AIRE de Federico García Lorca.
Fue al regresar cuando localizamos los árboles de las bolitas, a los que se le desprendía la corteza si le hacías cosquillas...¡Era un PLÁTANO! Mara, así nos lo aseguró. ¿Sería ese su nombre?
Al día siguiente, vimos una presentación con las fotos de la salida, para comentarlas y, de ese modo, afianzar lo visto el día anterior.
Además el Hada nos había dejado un mensaje en el que nos daba la enhorabuena y nos daba una serie de pistas para escribir el nombre del árbol de las bolitas. Entre varios peques lo hicieron y...
¡Mara llevaba razón! Era un plátano.
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