Aunque le daba un poquito de vergüenza ser el centro de atención, estaba encantado con las canciones y los besos de sus compañeros, je, je.
¡Y para agradecer todas las muestras de afecto Juan nos obsequió con dos riquísimos bizcochos! ¡Que fueron devorados en su totalidad, je, je!
¡MUCHAS GRACIAS, JUAN!
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